Según una reciente nota informativa de Interpón Oxfam, la subida de los precios de los alimentos se ha incrementado en casi 83% en los últimos tres años. Y estimados de otros organismos internacionales como la FAO, el PMA, el FMI consideran que los precios de los alimentos se mantengan altos y volátiles durante los próximos años debido al alto precio del petróleo y al aumento de la demanda de cereales, que a su vez está relacionada con el crecimiento del sector de los bio-combustibles y el incremento de la demanda para consumo en países como China e India, a lo cual se suma los factores climáticos que agravarán la volatilidad de los rendimiento agrícola y los mercados de alimentos.
Pero una paradoja sobre las distintas aristas de globalización puede observarse en la política seguida por los países desarrollados respecto a las reformas a emprender para evitar que la crisis de precios de los alimentos se convierta en una tragedia para millones de personas por el hambre crónica.
De acuerdo a Oxfam, cuando los países poderosos toman las iniciativas, son capaces de grandes esfuerzos, como el intento que están haciendo durante el 2008 para impedir una crisis financiera mundial. Y para ello la voluntad es impresionante: La Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) y el Banco Central Europeo han inyectado más de 1 billón de dólares en el sistema financiero desde diciembre 2007 al presente para evitar su colapso mundial. Y la financiación necesaria para asistir de forma inmediata a las poblaciones más pobres en 53 países en desarrollo, considerados los más vulnerables a la subida de precios de los alimentos, es sólo de 14,500 millones de dólares: menos del 2% de la ayuda financiera a los grandes bancos e inversionistas mundiales.
miércoles, 23 de julio de 2008
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